lunes, 1 de agosto de 2011

SOMOS MÁS



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Nos la jugamos por esta apuesta de resultado incierto, en la medida que nos identificamos al interior de una matriz política de izquierda y porque nuestros análisis de las estructuras sociales contemporáneas nos indican que la masa de desfavorecidos en el orden actual es masiva y además, porque nuestra lectura de los procesos de transformación histórica nos empujan a pensar que sin la politización de los sectores subalternos, cualquier intento en dicho sentido estará condenado de antemano.
Nuestra propuesta invita a construir una fuerza común, desde la certeza de nuestra historia y desde nuestros compromisos renovados. Por eso convocamos a la articulación, a la solidaridad, a la reciprocidad de quienes hacen del trabajo su dignidad, de la reivindicación de la diferencia cultural y la integralidad feminista su humanidad, de la armonía y permanencia de su relación humana y natural.
Lo común se recrea desde una construcción de poder que reivindica la autonomía, la soberanía y la independencia y la emancipación popular, definida esta última, desde una noción ética de la política. Nuestra fuerza es producto de tendencias rebeldes en continua construcción, una fuerza que se reconoce en la corriente común y no reivindica el “estar” o “ser” por encima de “otros”. En este sentido, nos asumimos como fuerza de lo social, dinámica y discursiva. Fuerza como vector dentro de un campo social de transformación. Rebelde, frente a la tradición y las jerarquías propias de la tradición asfixiante y de la rebeldía anquilosada.
 Como referente político nos arrojamos decididamente a la esfera de lo público, entramos a reconocer al Estado, a cuestionar su legitimidad, a reclamarlo, a ganarlo, a coparlo, a ponerlo en función y beneficio de la población, a arrancárselo de las garras al mercado, al neoliberalismo y al capitalismo. Pero para dar dicha pelea deberemos permanecer firmemente anclados en las realidades organizativas de lo social y en sus tensiones políticas.
Nos mantenemos y seguimos sobre el legado del encuentro y el debate con las organizaciones sociales y políticas, nos sostenemos y contribuimos en la posibilidad de articular diversas perspectivas de la movilización y la transformación. En dicho devenir, recreamos colectivamente las ideas y las utopías, convocamos a la investigación y al conocimiento crítico de la realidad y su consecuente transformación: a la organización y la gestión. Construimos pensamiento propio.
Innovamos y recreamos el encuentro con la gente y la realidad, invitamos a una militancia activa, que suceda a la del carné y la afiliación. Invitamos a la solidaridad, al afecto y a la hermandad por medio del trabajo organizativo territorial de base.
Andamos entonces, por tres caminos simultáneos cada uno con distintas estaciones, obstáculos, paisajes y personas. Uno va hacía y contra el Estado en la vía de confrontarlo, de gestionar y de participar en sus estructuras, pensando en beneficio del proceso transformador y de la victoria de las pequeñas reivindicaciones; otro camino se dirige a sumarnos y encontrarnos con las organizaciones y procesos sociales y políticos, con sus perspectivas, practicas y manifiestos; y un último sendero nos empuja hacía la gente, el pueblo común y corriente con el cual aterrizar, con el cual alimentarnos y al cual llamar a militar, a trabajar y a ser más, a ser parte de la fuerza Común.

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